sábado, 2 de marzo de 2013

Capítulo 12

Iris y yo despertamos cuando encienden unos potentes focos cuya luz nos da directamente en la cara.
Tal vez sea por la perspectiva que nos brinda la luz, pero la sala parece otra totalmente.
El apagado negro con que se adornaban las paredes, se transforma ahora en una brillante pintura que parece charol. Nos levantamos ahora de la cama a la vez que cientos de otras personas.
Ahora que no estamos tan cansados, observamos que la sala es realmente gigantesca. Tiene unas cuantas hileras de camas de las cuales más de la mitad están vacías y las que no lo estaban, se están vaciando ahora.
Seguimos a la muchedumbre, que se dirige hacia una gran mesa que se sitúa en el centro de la sala. Allí están sirviendo las viandas que nos harán de desayuno. En un primer repaso a la "comida" encuentro una pasta de color gris, que tiene pinta de ser repugnante pero que la gente ataca con voracidad, trozos de pan ácimo totalmente lisos, como si hubieran sido cocidos sin levadura y, esto me alegra la vista, huevos con salchichas, bacon, panceta y toda clase de embutidos imaginables. Son las mismas comidas que podías encontrar en cualquiera de las cantinas de la zona de las celdas, a la que llamo así por no saber cómo definir las diferentes zonas en las que me he encontrado en los últimos días. Ahora que lo pienso, quitando los caminos de colores, la zona era totalmente gris. Así lo voy a llamar ahora "Zona Gris". Por tanto, ahora me hallo en la "Zona Negra" y ya os imagináis cómo se llama el pasillo blanco ¿no?
En fin, dejando de divagar me centro en la comida. Elijo un poco de té, antes no me di cuenta de que había, que sabe a rayos y huele aún peor; bacon y huevos; un poco de esa pasta gris que resultaron ser gachas y por último pruebo el pan, que en contra de lo que pensaba está delicioso con un ligero sabor a hierbas.
Cuando acabamos de desayunar, nos dirigimos a lo que Iris denomina "centro de mando", que es donde se encuentran todos los ordenadores. Cuando nos ve, uno de mis clones se dirige hacia nosotros y al alcanzarnos nos ordena:
-Id a la zona central, allí está 0
-De acuerdo, ahora vamos -Iris no parece extrañada de que hayan llamado a alguien "0".
La sigo por un pasillo que pasa desapercibido en un rincón en sombras.
Al terminar el pasillo, que no era demasiado largo, nos encontramos de frente con mi madre.
Trato de repeler el asco que me da porque tengo que mantener la mente fría. Miro a Iris que se ha puesto seria, y agacha la cabeza delante de mi madre.
Yo mantengo su mirada hasta la aparta y solo cuando ella ya no está mirando, dejo escapar un suspiro de alivio.
-Os he mandado llamar... -dice mi madre, de forma innecesaria. A estas alturas ya me imagino que ella es 0.
-No me digas -respondo con ironía.
-Para explicaros -sigue como si no hubiera habido interrupción alguna.- lo que pasa aquí.
>Os he dicho que soy un clon. Pues bien, es mentira. Soy tu madre de verdad. Me quedé embarazada de ti cuando tenía 16 años y nada más nacer tú, fui traída hasta aquí. Aquí, me encomendé a unos guardias que me llevaron a la zona blanca que ya has visto durante tus paseos. Allí conocí al jefe de la prisión y éste me explicó unas cuantas cosas: una de estas cosas es que la prisión es subterránea, desde el exterior, solo se ve una pequeña cabaña de madera en mitad de un bosque. Ese bosque, según los habitantes de los pueblos cercanos, está maldito y los que entran en él, nunca salen. En realidad en ese bosque se encuentran los clones más ancianos, que aunque no lo parezcan pues no envejecen, sus mentes han enfermado y han perdido la cordura. El bosque está delimitado por una valla que han instalado los vecinos y que contiene a los clones.
>También me explicó que con diecisiete años los sujetos que padecen nuestra enfermedad, son traídos aquí y encerrados ya que con una inyección diaria consiguen que dejen de producir clones. Lo malo de esto es que produce la muerte prematura del sujeto. Yo, egoísta de mí, me escapé, llevándome conmigo a algunos de mis clones y, mientras huíamos, encontramos esta zona. Aquí nos escondimos pues los guardias no se atrevían a entrar. Más tarde descubriría que era porque sus sistemas no tienen control en esta zona y no se atrevían a enfrentarse a nosotros allí porque nosotros también teníamos nuestras armas que habíamos robado de uno de los centros de entrenamiento.
>Con el tiempo, nos fuimos envalentonando y nos adentramos cada vez más en la zona negra, hasta que encontramos este sitio. Y aquí nos establecimos y conseguimos colarnos en el sistema de seguridad y cada vez que un clon se escapaba o estaban a punto de matarlo, íbamos a buscarlo.
-¿Crees que por soltar ese rollo voy a perdonarte? -suelto sin poder contenerme durante más tiempo-. No pienso seguir escuchando esta sarta de mentiras.
Me doy la vuelta y salgo con la cabeza bien alta. Oigo unos pasos que vienen tras de mí. Sin necesidad de darme la vuelta, sé que es Iris. Cuando me alcanza, un clon mío se planta delante nuestro y cuando estpy a punto de apartarlo, nos dice:
.-Esta noche reuníos conmigo en la mesa de la comida, a medianoche -en un susurro que nos cuesta oír, prosigue-. Oiréis la verdadera historia.
Con estas misteriosas palabras rondando por nuestra cabeza continuamos hasta nuestra cama. Allí nos ponemos a hablar y así llega la noche.
A medianoche nos levantamos y nos dirigimos hacia la mesa del comedor.
Por fin vamos a saber qué pasa aquí.

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