Estamos en una sala negra, absoluta y totalmente negra.
No hay ni una pizca de color en ningún sitio, pero da igual porque yo estoy con Iris. La vuelvo a mirar y vuelvo a sonreír, como cada vez que lo hago.
Ya me he acostumbrado al peso de las armas, luego puedo seguir el rápido ritmo que llevamos sin ningún problema.
Está bien, quizá "sala" no sea la palabra más adecuada para definir el lugar en el que estamos. Es más bien un pasillo, pero un pasillo infinito, inabarcable.
Llevamos horas alternando entre carreras cortas y paseos y cada vez que pregunto cuánto falta para llegar la respuesta es la misma: "ya no queda mucho".
He llegado a odiar esas cuatro palabras en las pocas horas que llevamos caminando. A pesar de todo, vuelvo a preguntar:
-¿Cuánto falta para llegar?
-Ya estamos al lado, es al final de este pasillo -es Iris quien me responde.
Con las linternas que llevaban en las mochilas, sus silenciosos compañeros alumbran nuestro alrededor y gracias a eso, veo que Iris me está sonriendo. Sonrío en respuesta.
Pasados unos pocos minutos, empiezo a distinguir el final del pasillo, por lo que apretamos el paso, ansiosos como estamos por llegar.
Atravesamos un umbral sin puerta que conduce hasta una gran sala con cientos o más bien miles de ordenadores.
Iris y yo hemos decidido posponer las explicaciones hasta que llegáramos a nuestro destino y ahora que el final de nuestra travesía está tan cerca, se me acelera el corazón. Por fin voy a conocer algunas de las respuestas que he estado buscando.
Me quedo de piedra cuando miro a mi alrededor. Hay cientos de yo y cientos de Iris y también... cientos de mi madre.
Doy vueltas sobre mí mismo, con la boca abierta y una boba expresión en mi rostro.
Cuando uno de los clones de mi madre se acerca a mí y me habla, mi expresión está lejos de mejorar:
-Bienvenido al centro de control. Estás en el cerebro de la operación que intenta detener a los que te han secuestrado -ahora que me fijo mejor, no es un clon, es mi madre, pero finjo no darme cuenta y la dejo hablar-. Desde aquí se dirigen todas las misiones de rescate que podemos.
>Sabemos que en tus paseos encontraste un pasillo blanco, necesitamos que nos guíes hasta él.
-¿Sólo me quieres para eso, "mamá"? -ni soy capaz ni pretendo esconder el desprecio en mi voz-. No creo que os haga falta, dejé marcado el camino con una espada.
Pretendo sacar la espada, pero antes de que consiga llevar la mano a la empuñadura, ya hay cientos de pistolas apuntándome.
Bajo la mano lentamente, y las pistolas son guardadas poco a poco.
-Creo que me debéis unas cuantas explicaciones -digo, mirando a Iris.
-Es cierto, pero ahora debes dormir. Mañana hablaremos.
Cojo a Iris de la mano y nos vamos hacia una de las camas que hay en un lateral de la habitación y nos tumbamos en la cama, abrazados y empezamos a hablar:
-¿Me vas a dar alguna respuesta ahora?
-Está bien. Hoy te voy a responder a una sola cosa. Así que piensa bien tu pregunta.
-Está bien, ¿qué es este sitio y para qué sirve?
Iris suspira y responde:
-Es un centro de control, desde el que se dirigen misiones de rescates de clones que van a ser eliminados por haber desarrollado una inteligencia superior a la normal y los empleamos en colarse en los sistemas para descubrir futuras víctimas y todo eso. ¿Algo más?
-No, creo que por esta noche es suficiente. Mañana será otro día.
Y así, abrazados, poco a poco nos dormimos con una sonrisa en los labios, soñando uno con el otro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario