No está sola. Me ha engañado. Intento irme sigilosamente, pero me ven e Iris grita:
-¡Dániel! ¡No te vayas!
Solo con escuchar su voz se me paralizan las piernas. Siempre ha tenido ese efecto en mí. En menos de un minuto está a mi lado.
Aún no me responden las piernas.
Iris tiene un vendaje al rededor de la cabeza. Debe ser por el golpe que la di antes.
-Tenemos que hablar. Todo esto es un error y tengo que explicarte muchas cosas.
-Ya te digo que me tienes que explicar cosas.
La persona que estaba con Iris se ha ido acercando poco a poco, aunque se mantiene en la sombra, por lo que no le puedo ver bien la cara. Aún así, me suena.
Me empiezan a responder las piernas, puedo dar unos pocos paso antes de caer. Iris me ayuda a levantarme y caminar hasta una habitación cercana.
Esta habitación también es circular, aunque no es una celda o un baño, como las otras. Es una especie de salón. Tiene varios sofás, sillones, unos cuantos muebles-bar e incluso una chimenea.
Voy directamente a un mueble bar y me sirvo una copa. No me importa de qué.
Me la bebo de un trago.
Nada mejor que el alcohol para quitar la resaca.
Me dirijo de nuevo hacia Iris y su misteriosa acompañante, pues queda claro que es una mujer por las curvas que rebela su ropa.
-Empieza por explicarme qué es este sitio, por qué estoy aquí y quién eres en realidad. Ya veré yo luego si te creo.
-Está bien, pero es una historia larga y no sé si tendremos tiempo.
Todo empezó hace diecisiete años, el día que naciste, cuando tenías nada más que unas horas y justo pasada la medianoche, apareció a tu lado otro bebé exactamente igual que tú. Los médicos se quedaron pasmados al descubrirlo a la mañana siguiente y comenzaron a hacerte pruebas, algunas muy duras.
Al cabo de unos meses, descubrieron tu problema. Tu replicación del ADN se manifestaba de forma externa y era mucho más rápida de lo normal, casi como si fueran células cancerígenas.
Cada noche se separaba de tu cuerpo un ser exactamente igual que tú en ese momento aunque con la mentalidad de un recién nacido.
Tu padre, ya que tu madre os abandonó aunque ahora te explicaré las razones, decidió que tus clones fueran encerrados aquí, un lugar donde aprenderían y se criarían sin que nadie lo supiera.
-¿Y por qué me trajeron aquí a mí?
-No lo sabemos, debió ser un error. Pero tienes que saber que quien entra aquí, nunca sale. Al menos sin ayuda -afirma con una sonrisa-. Yo, si quieres, te ayudaré a escapar. Porque aunque te haya estado vigilando desde que nos conocimos, pues por eso nos conocimos, todo lo que sentía por ti era verdadero.
-Está bien, te creo. Antes has dicho que me hablarías de mi madre, ¿sabes algo de ella?
-Sí, estoy aquí -dice la mujer de las sombras mientras da un paso al frente. Tiene los mismo ojos que yo-.
No hay comentarios:
Publicar un comentario